La historia del manicho
En 1889 un grupo de Guayaquileños empresarios fanáticos de los chocolates se adentraron en lo profundo de la selva amazóni- ca para encontrar el cacao ecuatoriano y poder hacer el chocola- te más sabroso de todo el Ecuador. Después de varios días, de viajar en canoa, de atravesar la selva de arriba abajo y de buscar un cacao que sea digno de preparar el mejor chocolate del ecua- dor, el grupo decidió dar por terminada la excursión del día. Al momento que regresaban al campamento central, uno de los guayaquileños sintió que alguien los seguía, avanzaron un rato más hasta que todo el grupo sintió lo mismo y llegaron a imagi- nar que algún animal los asechaba. Nerviosos formaron un círcu- lo para cuidar sus espaldas, agarraron piedras del piso y estaban dispuestos a luchar por su vida. En ese momento aparecieron los nativos con lanzas listos para atacar, pero el jefe guerrero detuvo el ataque porque vio que los exploradores traían una funda ex- traña con un alimento desconocido. Empezaron a murmurar y hacer sonidos que los exploradores no conocían, uno de ellos tranquilizó al grupo y dijo: Creo que quiere el maní voy a lanzar- les un poco.
Al momento que los nativos atraparon el maní y lo pusieron en su boca se volvieron locos de la felicidad y se llevaron a los explora- dores a su aldea. Fueron presentados al jefe frente a toda la aldea y repartieron toda sus fundas de maníes que tenían para que todos probaran. En agradecimiento el jefe les dio una bebida a los exploradores, se la bebieron frente a todos y tuvie- ron la misma reacción que los nativos al probar el maní. Habían tomado chocolate, el mismo que proviene del cacao que no pu- dieron encontrar. Se pusieron de rodillas y le suplicaron al jefe que les mostrara donde podían encontrar ese cacao tan puro y delicioso. El jefe los llevo al lugar en donde podían encontrar este cacao que se encontraba a 20 minutos a pie de la aldea y suplicaron para que les deje llevar un poco.
Hicieron un pacto de sangre que los exploradores regresarían con maní y los nativos tendrían recolectado cacao. Antes de regresar el explorador más ami- gable preguntó la receta del chocolate que habían consumido ese momento y se lo dijeron con la promesa de que jamás lo divulgaría. En efecto los explora- dores regresaron a Guayaquil y discutieron sobre lo que iban a hacer con la fór- mula. Gracias a ese viaje los exploradores decidieron mezclar la fórmula del chocolate con el maní que les gustaba a los nativos para crear el chocolate del pueblo el Manicho.
La trayectoria y sabor inigualable de Manicho la han convertido en la preferida de los ecuatorianos y es considerada como una marca de tradición e ícono del país. En la actualidad es la marca líder en la categoría de chocolates a nivel nacional y también la más recordada entre los jóvenes y adolescentes, quienes conforman el principal target de la marca. La Universal continuará trabajando en el fortalecimiento de su marca MANICHO, una joya local y herencia nacional de todos los ecuatorianos.